GOLPEA las palmas de las manos contra la
pared.
Ahora empuja, empuja hasta voltear la
pared.
Debes hacerlo cual héroe mitológico.
Piensa en lo que amas y en lo que odias. Y
empuja.
Como un campeón a punto de perder el
título. Un poco más.
Piensa en toneladas de seres humanos sobre
tu espalda.
Del otro lado está cautiva tu amada, tu
Paraíso.
Empuja. Un poco más.
Ya está. Ha caído, otra vuelta, una pared.
¿Ves que tal muro infranqueable no existía?
Ahora ambos quedamos de un mismo lado,
en el reverso del muro imaginario.
© Eugenia Cabral
Mucho dinamismo y tensión. El lector empuja la lectura hasta caer en la magia del poema, reverso del mundo imaginario.
ResponderEliminarSiempre la acción. El no quedarse. Muy bueno!!🌹
ResponderEliminarMuy hermoso, muy conciliador.. ♥️🦋
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