La vida natural
Una de las más bellas flores que se abren
bajo el sol,
tiene su anclaje en el barro
De la aparente agresividad de los cactus,
espinados y defensivos, toscos y ásperos,
se abre la seducción de los colores
En el viento, sin el alimento que
conocemos,
un fucsia se desangra
sobre el clavel del aire
O aparentando estar seca, muerta,
la
rosa de Jericó explota de su cadáver
y se
levanta,
bañada por las aguas del Mar Rojo,
o anunciando la lluvia inminente
Las estrellas,
responsables en la voz de enamorados y poetas,
no terminan siendo más que polvo y gas,
hidrógeno que estalla en brillo.
Mas
desde aquí, simples mortales,
enmudecemos bajo el poder de su luz
y su
guía,
la deslumbrante ruta de dibujo que sirvió
al inca y al mapuche,
al marinero y al perdido
Porque perderse es todo un encuentro,
todo
un arte que sólo puede conocer
el que baja al infierno y vuelve
para contarlo
De ningún dolor reniego
Todos fueron sutiles arquitectos
de la mujer que soy
Y se sabe que no es magia,
que el dolor, por sí solo,
no
genera ningún descubrimiento
Más si hubo algo a lo que no renuncié
ni
renunciaré en la vida, es al saber
Saber, con lo simple que suena
la palabra saber
Y entonces aquí están mis manos
hurgando
bajo los escombros responsables
de esta pequeña mujer
Esta es la raíz del Sol
Llegue hasta aquí para contarlo
Llegue hasta aquí para seguir bailando
© Mercedes Venturino
! Que hermoso poema! toca las fibras mas íntimas del alma.
ResponderEliminarDiana Annabell Espinal Meza.