empezaba a entibiarse el aire
cierta fricción habría sido propicia
dedos de emperatriz no eran sus dedos
breves acróbatas saciados
de saciar la saciedad
de una elusiva consonancia
o una concentrada discordancia
de piernas que esbozaran sonrisas
ajustadas al cuello de mil corbatas
laxo el lazo, aunque difícil de aflojar
de lograr que se relajara un tanto más
en la atmósfera intelectiva, ya viciada
colmada la sala de un público envuelto
en una nube
de humo y torpor
© Luis Bacigalupo
Luis, aquí estoy leyéndote y empezaba a entiarse el aire. Gracias por este poema.
ResponderEliminarME ENCANTÓ.
ResponderEliminarsALUDOS
Anahí Duzevich Bezoz
ME encantó, saludos.
ResponderEliminarAnahí Duzevich Bezoz