Pertenecer
al mundo y sentirse ajeno a él.
La muchedumbre te lleva como ovejas
obedientes hasta el fin.
Rebelarnos, es asumir con coraje y resistir
solos,
porque nos aleja del rebaño.
Sentirnos diferentes
nos
hace inmune a las miserias
de
quienes habitan el mundo.
Ya no sorprende,
una
sociedad dañada en sus vínculos.
Esa
falta de humanidad.
Pertenecer
E irse lejos sin herir a nadie.
Agitar las manos bien abiertas, vacías
sin que nada quede en ellas.
Limpias
Quedar completamente desnudos,
pues
así hemos llegado al mundo
y de
este modo debemos partir.
Pertenecer
Forastera y peregrina, extranjera,
milenaria, en medio de tribulaciones
guerras, hambre, orfandad, corrupciones
violaciones, buscamos la tierra Nueva
sembrada
con
semillas de verdadera Paz.
© Laura Elena Bermúdez
Tesolin
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