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30/3/24

Poema de Diego Roel

 

 

Despegamos a las cinco y media.      

Fuimos volando a baja altura, hacia el sur,

casi al ras de los techos, cerca del río.

 

El Sargento Romero iba tocando la bocina. 

 

Entonces sopló el viento que viene del Pacífico.

Los árboles y los pájaros se desvanecieron en la sombra:     

apenas podíamos distinguir los faroles del hipódromo,

las últimas casas, la línea de las vías.

 

Al atardecer nos perdimos en el cielo.

 

© Diego Roel

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