Yo soy el corazón de Dios, su muerte lenta.
Esto que ven de mí lo tiene el hombre
porque yo soy el Hombre,
el camino infinito de la flor y del sueño.
Yo soy la cruz y el árbol que imagina
sus pájaros, el salto de la rana, la mujer y los brazos del fuego en su
cintura, el arrullo temblando en la cuna del hijo.
Yo soy, el otro, el ojo que mira desde mi
propia suerte,
las espinas que callan, los quejidos del
hambre y el puño que se cierra como un adiós mojado. Yo soy lo que es posible.
Razón. Tierra. Misterio.
Yo soy el que va siendo a pesar de sus
lágrimas.
© Hugo Francisco
Rivella
Un poema escrito con todo el cuerpo, que es toda el alma. Gracias Hugo¡
ResponderEliminarMaravilloso poeta. Sublime. Su armonía y su cadencia lo hace inmenso. ♥️🦋
ResponderEliminarHermoso
ResponderEliminarLa res extensa de Spinoza en el decir de tu obra inmensa Hugo.
ResponderEliminarEl espacio/tiempo atravesado por lo real maravilloso. Abrazo grande, Alfredo Lemon
Gracias Hugo por la belleza y la fuerza en tu palabra🙏 Aura Re
ResponderEliminarGracias Hugo por la belleza y la fuerza de tu palabra. Aura Re
ResponderEliminarLa fuerza en la palabra es patrimonio de algunos pocos. En tu poesía está la fuerza. Griselda Rulfo
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