Lo que vive se sostiene por el hambre
No sé si puedo
aquietarme
en la existencia desnuda
sin llorar en medio de las cosas.
La templanza y el temblor en un
juego invisible
La carne herida por la sombra
habla desde la ausencia
desde un cuerpo menopáusico
anda la piel
igual
lujuriosa y latente.
Miro
las arañitas de mis piernas
el surco subterráneo
de otra sangre
una sangre menstrual que ya no tengo.
Una vez quise quemarlas
y volvieron insistiendo.
Que imprudencia la mía
casi borro mi propio territorio
© Mary Coller
EL EROS en un intimismo con bellas imágenes, mucho mucho me agrada este poema señora Mary,
ResponderEliminarSEBASTIÁN JORGI
Excelente poema. Nombrando. Muy bueno
ResponderEliminarMe encantó. Muy bueno!!
ResponderEliminarMuy bueno. Mirarse Graciela Barbero
ResponderEliminarMuchas gracias!!
ResponderEliminarHermoso poema... leer las marcas del tiempo en nuestro cuerpo y entenderlas como un territorio, un lugar que habita nuestra historia...
ResponderEliminarmuy buen poema, y transmite nuestro sentir menopáusico con acertadas y sentidas palabras. Gracias por compartirlo!
ResponderEliminarMuchas gracias!!
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