Si un hermano está lejos
puede doler cada kilómetro:
diez mil novecientos cincuentaisiete
son muchos. Han pasado
unos meses —que metamorfosis
años— y es difícil crecer
como el potus que mudado
de maceta; papel corrugado,
cemento y poliéster,
echa raíces lejos del jardín.
El parasol de los años
hace sombra sobre
mi reloj de muñeca
¿Cuándo es hora de volver?
Somos una convivencia analógica:
en la cuna apenas movías
las manos con ansia
por dar cuerda a la vida.
Trompo, juguete de madera,
pista de autos con sabor a partida.
Un hermano es, también,
un talismán de luz enriquecida
por los recuerdos que desentierro
entre la maleza, excavo, paladeo
sacando el polvo de la casita de ramas
y polvo que construimos en el Olivo.
Es un lugar sagrado —para mi,
que apenas rezo las tardes lluviosas—.
© Andrea Marone
¡Qué delicia cargada de imágenes leer este poema intenso al hermano! Felicitaciones, Andrea. Gracias, Gus
ResponderEliminarMe conmovió mucho! "Un hermano es, también, un talismán de luz enriquecida"
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