Ya viste cómo se hunde la luz en sus
esporas,
cómo la absorben íntegra y cómo fuiste
testigo
de un desvanecimiento, de bruces,
boquiabierto
ante la cualidad bifronte que reside en las
cosas.
Porque las cosas están de un solo lado. Del
otro,
en su lugar queda un cuenco de hierro,
una vasija para que deposites tu pregunta,
una moneda por la que nada te darán.
Y hay un cono de sombras con su luz más
tardía
y hay un manto pesado. La noche
terminará arrojándolo sobre nuestras
cabezas,
como en cámara lenta, en círculo y en cruz.
© Raquel Jaduszliwer
Margarita
ResponderEliminarEsa preciosa mística tan tuya Raquel !
ResponderEliminarMuy bueno Raquel! Todo el poema y con un final antológico:"...como en cámara lenta, en círculo y en cruz".
ResponderEliminarAlfredo Lemon
Siempre genial Raquel!! :-)
ResponderEliminarEl decir sobre el cono de sombras, ese lugar; y el manto cayendo... muy bueno, Raquel!
ResponderEliminarSiempre me conmueve tu poesía, admirada Raquel! Abrazo. Fabiana León
ResponderEliminarExcelente,!!
ResponderEliminarTe admiro
ResponderEliminarTe admiro. Cada poema tuyo es una revelación. Marcelo Valenti.
Raquel, un gusto leer tu poema. Un abrazo!
ResponderEliminarRaquel que placer leerte. Bellísimo poema. Profundo.
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