El sol, cerca del mediodía,
es su mejor circunstancia.
El cenit es pura luz
Y música
en el recodo del río.
El viento canta.
—Falta menos —dice.
Nadie mejor que él
para saberlo.
Las ondas que mueren en las márgenes
el eco
la sombra del eco
la luz que se hace más intensa
a medida que me acerco
brotan de su pecho
y me abrigan.
Una niña
que ya no soy
y yo
confundimos nuestras manos
excavamos el agua
la tierra de la huerta
o hundimos los dedos
en el pelo áspero de las cabras
ahí
donde podemos encontrarlo.
© Laura Moreno
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