No me gusta dormir sin sueño
No me gusta dormir sin sueño
Ahora que lo pienso,
es quizás desde hace mucho
que mi corazón esponja
guardó sin querer,
esta sabiduría muda
este concepto
Mi abuelo
respetuoso de su siesta,
ofrecía una imagen de muerto cada vez que
dormía
Sus dedos pálidos
con sus ríos de sangre marcados
se entrelazaban sobre el pecho,
y así,
en el silencio de la tarde,
con los pies cruzados y la respiración
lenta,
transcurrían las horas
A veces no dormía,
no se explica si no, cómo supiera
a qué juegos yo jugaba con mi amiga
Pero allí estaba,
dejando correr los minutos,
creyendo que reponía lo único
que no puede guardarse
Tiempo después de morir mi abuela
después de haber tirado al infierno
su cajón de pastillas y medicinas,
lo escuche reponiendo sus historias
y poemas,
lo ví nuevamente bebiéndose el vino
que las cálidas manos familiares
le acercaban entre embriaguez y risas
"Miráaa, que bárbaro,
¡Cómo revivió el abuelo!"
Decíamos
Algo del refrán eslovaco
habrá traído María
a contarle desde el otro lado del sol
para que Manolo
ante la recomendación de su siesta,
dijera casi sin pensarlo:
Me va a sobrar tiempo para dormir:
ahora me falta vida
© Mercedes Venturino
Hermoso homenaje, minucioso.
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