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17/11/23

Poema de Daniel Ocaranza

  


A orillas de la Ciudad Vieja

bajamos del tren,

las manos

enfundadas

sin visillos.

Decimos

en una lengua que es otra

y nos encontramos

firmes

después del desamparo.

El día transcurre

sin sobresaltos

y cierra su oportunidad

con un concierto

al aire libre.

Tomamos vino caliente

mirando

la punta de nuestros zapatos.

Camino y pienso

que estamos en otro lugar,

te dije,

abriendo esa puerta que

aún

no nos pertenece.

 

© Daniel Ocaranza

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