YO, FUÍ UNA MUJER
Sangraron felices las manos
limpiando estiércoles
y orines de los que amé.
Dí todo lo que tuve.
Extirpé mi corazón para dárselos.
Abrí mis venas y espasmé en interminables
gozos.
Arañé como loba en celo.
Me perdí con ojos ciegos
volteados hacia atrás buscando el átomo
invisible.
Amé sin pretexto
me extravié en los laberintos de la lujuria
griega
hasta absorber la última miel.
Hoy
hoy soy un humano
que espera
solo espera.
© Stella Maris Soria
Contundencia erótica...hasta absorber la última miel. Cierto y logrado. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarMuchas gracias!!
ResponderEliminarExcelente poema Stella, donde las imágenes sutilmente nos introducen en un erotismo con "me perdí con ojos ciegos/volteados hacia atrás buscando el átomo invisible". Bellísimos versos. Bravo!!
ResponderEliminar