CARTA A LA NIÑEZ LEJANA
Pasaron los años
y el otoño me pregunta
es decir, mi sangre me pregunta.
Qué fue de ese contraluz de inocencia
donde amontonábamos la ternura
y la risa temprana de los sueños.
Qué abismo de quimeras ahogó de
estrellas
las mañanas ociosas de la infancia.
La memoria acude a la nostalgia
y en un dulce amanecer de azahares
un borbotón de polen
le crece al naranjo del patio
trinchera vegetal de horneros y
calandrias.
Hoy, desde esta rama de viento
me crece un temporal de distancia
en el desmesurado horizonte de la
vida.
Y una lluvia de asombros
protege mis manos
que aún amasan incendios de utopías.
Te abrazo niñez lejana
con todas las nubes que le quedan a mi
cielo.
© Reynaldo Farías
Cantar la maravilla de esa nostalgia...Bella composición Reynaldo, siempre se vuelve, siempre interpela.. Gracias! Alfredo lemon
ResponderEliminarTu poesía es hermosa Rey. Me envuelvo en esas imágenes inmensas y.precisas. ayy ese remate es precioso.. gracias. ❤️🦋 Graciela Ballesteros
ResponderEliminar