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6/10/23

Poema de Oscar Ángel Agú

 


JACARANDA

 

Tajo de lunarriba gotea

campánulas de cielo.

 

Cuentan viejas memorias de la herida del cielo;

el celeste, en breves copos tamizaba estas tierras.

Fue un árbol, cauterizador de heridas, que con

sus largas ramas comenzó a recoger en el aire los

copos cielares. Dicen las voces antiguas que el

cielo se curó por la bondad del árbol que supo de

su herida; lo pobla desde entonces en su copa.

Dicen que dicen que el cielo bajó a habitar

estas tierras.

 

© Oscar Ángel Agú

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