Esquinas de colores
Mi papá niño vendía sus volantines
en el aire, remontados
desde el alambrado de su casa o del campito
de la esquina y con las monedas
compraba otros papeles de colores
para hacerlos más grandes. Dueño del aire,
gracias a que en Villa Amalia
no había luz, ningún cable
que molestara el vuelo y mi papá niño
meta mirar al cielo pero había que cuidar
las únicas zapatillas y no pisar el agua
siempre en la calle, río
de barro y espuma de jabón blanco, por eso
prefería remontar descalzo.
Cada tanto les daba hilo y tiraba,
para hacerlos corcovear
escuchando los bramadores,
que vibraban con el viento, imaginando
que enlazó un halcón rebelde,
miraba en los charcos el reflejo
de todos sus barriletes volando y sentía
que su esquina tenía un cielo de colores.
© Ohuanta Salazar
Dulce nostalgia.
ResponderEliminarMe había olvidado de ese detalle al remontar, cuidar las zapatillas, dónde poner los pies. Qué belleza.
ResponderEliminarLaura Moreno
Qué bello Ohuanta!! Siempre un gusto Leerte o escucharte!! De parte de Nancy.
ResponderEliminarQué lindo!!! Me trae recuerdos de mi niñez.Patricia Graziadei
ResponderEliminarLa infancia al vuelo. Los pies como ancla al mundo. Abrazo. Marx.
ResponderEliminarTan dulce Ohuanta como vos !!!
ResponderEliminar...su esquina tenía un cielo de colores.
ResponderEliminarBello!
Patricia Alonso.