Trance de inocencia
Una muchachita sentada en el umbral,
los pies apoyados sobre el paraíso.
Rayuela y vereda.
El atardecer se demora ante su rostro.
Borrador de hembra, aún sin relieve.
Pudor y audacia.
Por encima de su hombro susurra la historia
una gloria de luces.
Un pájaro se lleva sus pupilas.
Presiente el filo de la tarde.
De todas las tardes.
Una curiosidad niña
enamora al porvenir.
© Gabriela Delgado
Un abrazo grande de afecto y poesía alba
ResponderEliminarMil gracias Gus!! Abrazo Gaby
ResponderEliminarGracias por compartir! Tere V.
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