Los zorzales
Una pareja de zorzales
va y viene,
se acerca a mí
sin recelo.
Más aún: no se aleja
ante mi contundente presencia.
Juntan con sus picos
las hojas muertas
humedecidas después del riego.
Labor de nido, intuyo,
y descanso.
Algo que mi mente no logra
desde hace un tiempo.
Pienso:
transformar la muerte en vida es una virtud
que no tengo.
Cantan cada vez que se acercan,
Se acercan cada vez un poco más.
Modero mis movimientos.
¿Acaso no ven en mí lo que yo veo?
Este cuerpo anudado no tiene alas,
no logra despegar los pies del suelo.
Imagina formas y modos
de poner fin,
de terminar,
y no puede
habitar ningún lugar sin sufrimiento.
Estoy hecha de cenizas
que se vuelan
y sigo enamorada del viento.
© Cintia Eleonora Ceballos
Qué bellos zorzales moviéndose en el poema.
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