LA MANO DEL POETA
Lo saben la religión y la ciencia,
Lo confirman los niños y los locos:
Las palabras no tienen dueño,
suelen ser tierra de nadie,
hasta ese instante en que el poeta
inyecta su temblor en los vocablos,
su gárgola de asombro,
su pie de arcilla.
Recién entonces dejan de ser huérfanas
y a nosotros
nos crecen
alas.
© Carina Paz
Muy bien dicho y cierto además. Gracias Carina! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminar..las palabras nos pertenecen..ayy cuando un poeta las dibuja y nos emociona como este poema. ❤️🦋
ResponderEliminargracias por tu poesía un abrazo grande y presente alba estrella gutiérrez
ResponderEliminarLas palabras no tienen dueño...hasta que el poeta inyecta su temblor en los vocablos..." ¡hermoso Carina!
ResponderEliminarAbrazo Teresa Gerez
Tantos mundos.en cada voz, de tan hermosos poetas. Saludos desde Chivilcoy.
ResponderEliminarCésar
Carina, qué manera de expresarte. Me encanta tu impronta. Fuerte abrazo!
ResponderEliminarStella Maris Soria