Allí donde el camino sinuoso de la vida
me deja solitaria
como una silueta oscura en los andenes.
Allí,
cuesta escalar como un pájaro herido.
Una ronda de gritos en las calles
me envuelven
como a una lenta mujer
que se detiene y llora.
Nadie sabe la prisión de las lágrimas
que endurecen los ojos.
Solo quien ha visto
caminos sin salida
podrá poner las manos
sobre mis hombros quietos
para este mundo que rueda
sin piedades.
© Beatriz Arias
Bellísima Beatriz. Gracias. Irene
ResponderEliminarBello poema. Hondo sentir.
ResponderEliminarPatricia Alonso.