París,
el verde muelle de plaza gigantesca
entre Concorde y Eiffel.
Dejá tu mano, allí, justo entre tanto
hierro apilado
hincando el cielo
y tanta cúpula y árbol contra el Sena.
Dejá tu mano en la curva donde dobla
la fuerza de mi sangre,
en el puente de piel entre el hombro y la
cara.
Déjala
que descanse
mientras mi pelo se enrama entre tus
piernas
y escuchamos la vida acentuada en francés,
mientras intentamos detener
como en las fotos
el instante.
© Sonia Rabinovich
Trés bien! Merci!...
ResponderEliminarBellisimo!
ResponderEliminarNuestra hermosa Poeta Sonia!
Ya nos tiene acostumbrados a su dulcisima poesía.
Glamour Belleza y Sensualidad poética. Gracias
ResponderEliminarSonia, qué lindo. Se escucha la música en la mano, en el pelo, en el poema.
ResponderEliminarGran final, Bello Bello!!
ResponderEliminarPreciosísimo. Abrazo!
ResponderEliminarStella Maris Soria