La
luz en la ventana es poca,
su propia sombra, a veces,
pasa entre las manos
y la deja barriendo con los ojos cerrados.
La penumbra acompaña la intimidad
de estar con los que fueron, fuimos,
en calles, bodegones, labios que aún
humedecen.
Y a veces, muchas veces,
para no despoblarnos de aquello que
quisimos
nos quedamos solos.
© José Antonio Cedrón
gracias por la poesía siempre
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