Una noche de los setenta y cinco
cumplidos/
tu vigor desfallece.
Pero sabés/ como John Donne dijo en
espirales
del hombre: el amor, siempre igual, no
conoce estaciones,
ni clima,/ni horas, ni días, ni meses, que
son harapos
del tiempo.
Porque
la pasión sigue allí/ es un tatuaje
y suena como el nombre/ anarquiza tu
mirada.
Vos lo sabés: nada abruma al recuerdo
mientras
no enferme la cabeza/ y aun así el amor
hará cuenta
infalible/ cada instante idéntico al
precedente
por
peso/ intensidad y abrazo.
Tu
cuerpo fontanero conoce la succión
de una tubería cebada/ la caricia de la
corriente
la melodía con que suenan los remansos a lo
lejos.
La memoria es sintaxis y gobierno
toda
magnitud le obedece/ porque solo
en
patria de olvidos está proscripto el sol.
–John Donne – Londres 1572/ 1631–
© Carlos Enrique Cartolano
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