PERO YO VUELVO A LA CARGA INVISIBLE DE LOS
VERSOS
Pero yo vuelvo a la carga invisible de los
versos,
firmo con dolo, sangre, vejación,
impertinente
afirmo, yo doblo el calcañal,
y como un buey endurecido por la obligación
entiendo yo que un trío de mujeres quiso dilapidar mis versos,
hubo abominación, hubo disposiciones,
asesinaron en mi propia casa,
pero yo como el buey ungido sigo
regurgitando, urdo
en otras regiones, me alzo sobre las tribus
de Leví,
y descargo estos rebaños de versos menores,
contra la grave hegemonía de reyes, de
mujeres, de naciones.
Si, yo recargo la palabra, suscito la
devoción y la apostasía,
y no me hinco, solo me contamino
por duplicar y repetir la turbia
interjección
de este poema impenitente.
Soy el poeta, en extremo rigor de muerte,
Y soy un pueblo de rumbas dolorosas,
Yo soy José, soy benjamín de los
acontecimientos,
Judit con la macabra cabeza de un gigante
entre sus femeninos dedos
rectos.
José Kozer
SI QUEREMOS LLEGAR
Es mediodía,
a esta hora se acabaron los pájaros
y el planeta es una olla vacía
disparando ojos en medio del afán
que solo se llena con la lluvia
y nada más nos queda algún rezo
en los labios de la miseria
mientras falta un trecho
para el café de las tres de la tarde
y hay mucho que andar por cada sudor
como cuando necesitamos el milagro
y no tenemos nadie que abra las aguas
de ese mar salado de agonías
porque el universo está hecho de esferas
y un gran espacio vacío
salpicado de agujeros antimateria
entonces hay que encender la luz de la
conciencia,
subir sobre nosotros mismos
y decidir nuestro punto cardinal,
trazar coordenadas en esta curva del
tiempo,
poner los puntos sobre la línea que sea,
atisbar la gráfica que nos debemos
pero que llegue al lugar que le dicen
futuro
y caminar a paso firme
aunque haya que derrotar gigantes o molinos
sobre este Rocinante cargado de asombros
diciendo algún verso que rime con la
victoria
y recitarlo al final del camino.
William Pérez Vega
Exilio
A Salvador Albiñana
Porque las tardes dicen,
de una manera triste,
algo ambiguo,
no se puede sentir
uno nativo de estas horas,
se necesita tierra firme
para nacer
y no se pude vivir
en la tierra de nadie
del crepúsculo.
En el declive
las cosas
se van gastando,
después,
se deslizan
hasta amanecer,
una vez más,
sangrantes.
Las horas para nacer
están en la mañana,
yo que nací en la infancia,
las miro desde el crepúsculo.
Aún de niño
me sentía exiliado
en estas horas,
frágiles, hermosas, adoloridas;
también el amanecer
me inquietaba,
pero era ante mis ojos,
al ir aproximándose,
poco a poco,
el Bósforo de mi tierra nativa.
Antonio Deltoro
Gracias Vilma y a tus poetas invitados. Abz, Gus.
ResponderEliminarGracias por traer a estos tres poetas. Muy contundente el poema de William.
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
Muy interesantes poetas. Gracias por Compartir. Nora Quiroga
ResponderEliminarMuy buenos los poetas.
ResponderEliminarMuchas gracias Vilma.
Ana Romano.
Estupenda entrega Vilma. Poemazo de Kozer. Cósmico y ardiente el de William. Sentido y lúcido el de Deltoro. "El planeta es una olla vacía disparando ojos en medio del afán"...Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarVuelvo a releer tus poetas invitados Vilma y me encuentro con que recientemente en mayo falleció el mexicano Antonio Deltoro.
ResponderEliminarComo recuerdo, dejo aquí un fragmento suyo que me gustó: "De noche el silencio es felino... Después, a pleno día,
la música de las esferas: el ronroneo del gato como un metrónomo de mosquitos y abejas."
Muchas gracias. Alfredo Lemon
Gracias a todos por sus excelentes comenarios. Hay tantos buenos poetas, pero elegí estos tres con los cuales me identifico en su lenguaje. Gracias Alfredo Lemon por tu excelente crítica.
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