CHARCO EN EL MUELLE
Te miras en un charco del muelle y un velo de
arcoíris
esmalta tu semblante, rastros de gasoil que te
conducen a
un remoto paraíso.
La luz saca la lengua por última vez antes de
que en el agua
se borre tu ectoplasma. Te ves dentro, como
una Ofelia
que acepta junto al sauce su accidente.
Discutes con los círculos que la punta del paraguas
dicta
en tu reflejo.
La luna trae a remolque barcas sanándose al
sol, galipote,
huellas en la arena que la misma arena
desmaña, sangre,
redes, olor a algas en el pelo, a salitre en
la falda.
Susurras una canción que habla de remos.
Tu fortuna se predijo cuando la pupila de
aquel delfín
moribundo se enredó en tu pupila: “Con tu
aliento
inflarás las velas. Con purpurina vestirás las
anclas”.
Te tapas los oídos por no escuchar la voz
letal de un
marinero.
Adoquines salpicados de pintura, maquillaje de
fiesta.
Delantales de mahón en los balcones,
lentejuelas de
escamas. Bolardos oxidados, inmóviles
carrozas.
Llevas en las muñecas dos estrobos, sogas de
palabras que
te atan a nada.
¿Por qué no aprendiste a jugar con anzuelos? A
ti, que
confiabas en la nobleza de los peces, te roen
ese corazón
tuyo empeñado en investigar nuevas fórmulas de
botánica.
Quisieras pescar en la hondura del pozo y
sacarte a ti
misma.
Pero el hilo se rompe.
Y tu imagen se escapa.
Y el agua vaciada deja que te alejes surcando
cenizas, en el
puerto, sola.
Miren Agur Meabe
lo pleno
mientras se colmaba el vacío
el eco de la nada
era ensordecedor
quizá los obstáculos del sentido
nacían de las re-
de las re-
de las reverberaciones
de la voz
ahíta de sí
y sin facultad
de escuchar:
lo pleno
que tal vez
se encontraba
habitado
por el silencio
María Auxiliadora Alvarez
EN LA HUMEDA COLINA
A Teresa Leonardi Herrán, poeta
In Memoriam
1
en la húmeda colina
está tu tumba
indemne
va tu alma
en el carruaje de los pobres
los más pequeños
los sin casa
los sin pan
que cruzan
el leteo
para olvidar
dulce río
el leteo
que cubre las heridas y las muertes
las cicatrices las mordidas las angustias los
venenos la sangre el dolor las calamidades y todo lo vano que alardea
(llamémosle así) el espíritu humano
hay una estrella
hermana
y aún es de día
quizá sea el lucero vespertino
que amaba Verlaine
Liliana Bellone
Gracias Maju y a tus poetas invitadas. Abz, Gus.
ResponderEliminarGracias Gus. Hermoso este homenaje a las poetas. Feliz aniversario.
ResponderEliminarMuy buena selección que ofreces María Julia. Qué bien escritos los poemas. Grato homenaje a Teresa Leonardi Herrán por parte de Liliana Bellone. "...hay una estrella/ hermana/ y aún es de día/ quizá sea el lucero vespertino/ que amaba Verlaine". Antológico. Saludo desde Córdoba, Alfredo Lemon
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ResponderEliminarFelicitaciones!!!
Me gustaron mucho los poemas presentados!! Gracias Maju!! Liliana Corredera
ResponderEliminarGracias Maju!! Bellos poemas los de tus invitados!! Bien trabajados, intensos! Liliana Corredera
ResponderEliminarExcelente tu selección María Julia! Gracias por esos poetas!
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