Faulkner deja de escribir
con mi hija
construimos un barco para escapar
al centro de la tierra
todos los domingos le agregamos detalles
mi madre
encerrada en su urna de hueso
suele desearnos suerte
nos prepara un té de odio
y lo sirve envuelta en su capullo.
cuando llega la noche
y el lunes muerde con su pan de furia,
miramos con ternura el barco fantástico
la cruz de palo santo
el osito rojo en la cabecera
la dulce mortaja
que cubrirá el futuro.
Marcelo Dughetti
Gracias Euge y a tu poeta invitado, abz, Gus.
ResponderEliminarExcelente poema!!
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
Tremendo Marcelo como siempre!! Gracias
ResponderEliminarGracias Eugenia! ¿De qué libro es? Me encantó. Mary Calviño
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