Diego Rodríguez Reis comparte a Arce/García Rodríguez/Cuenya

 

IFIGENIA III

 

huí antes de que las manos de un hombre

cerraran mi boca para no ser oída

vientos fuertes soplaron para mí

y corrí desesperada hasta un lugar desconocido

allí también el viento me golpeó la cara

junto a las rocas

yo arrastré mis pies con sangre

y en ese instante de dolor y rabia

se acercó la dama de aquella casa

donde las túnicas se bajan por las noches

un hombre

quería cobrarse con sangre mi osadía

las reinas de la calle me asistieron

y la dama dijo

este es el lugar

 

yo vivo

entre frutas rojas violáceas y doradas

a la orilla del río/ que corre

hacia el mar hacia el océano

 

María Inés Arce

 

EL LUGAR ES MUY BLANCO...

 

El lugar es muy blanco. Entrecierro los ojos para ver. La claridad abruma. Es una claridad espesa, cuesta que entre el aire en los pulmones. La sala parece vacía. No, en las paredes hay fotos. Una niña preciosa. Una muchacha hermosa. Una mujer… bella y triste. Triste. Profundamente. La niña, la muchacha, la mujer es siempre la misma, bella con su pelo eterno. Miro bien. Los ojos se acostumbran a la resolana y entrecerrados ven más. Fotos. Fotos. Fotos y en todas la misma chica y ese pelo abrumador. No son fotos de la niña, son fotos de su pelo. Un pelo que se traga todo. El aire, el pelo, la niña. Tomo de a una las fotos y les corto el pelo. A cada una le hago cortes distintos. Corto, corto, corto. Y se escuchan suspiros con cada crash de mi tijera. Barro con el pie todos los pedacitos de pelo y hago un gran incendio y canto, un canto grito.

Cuando se apague el fuego, mi trabajo habrá terminado.

 

Laura García Rodríguez

 

UN DÍA SE CERRARÁ EL LIBRO...

 

Un día se cerrará el libro que me va

mostrando

las ficciones en que me muevo,

el humo que soy,

el humo que son los otros;

el escenario bello y cambiante

que alguien armó para

este ir y venir improvisado.

Un día terminará este tiempo

del en-cuento

y volveré a estar junto a mi madre,

el único lugar cierto y seguro.

El único donde librarme del engaño.

 

Noemí Cuenya