Amalia Mercedes Abaria comparte a Tomalino/Vázquez/Bach

 

La piel a cada rato

 

Sobre la mesa.

Desnuda.

Rojo y natural el instinto,

La marea, el brillo exhuberante.

La vastedad, en su lugar oculto,

le sucede a cada rato.

Atardece.

Es la hora;

el minuto en que la piel

recoge lo indispensable,

lo que apenas recordamos.

 

Amanda Tomalino 

 

Horror Vacui

 

Demasiadas palabras

Demasiados cuerpos

Por temor al vacío

me multipliqué en

cientos de versiones de mi ser

 

Me perdí en el laberinto de pieles ajenas

Rocé otros cabellos, otras carnes

Fui mi peor parodia

Un loop ensordecedor

me tiene cautiva

 

¿Cómo podré vaciarme de estas aguas contaminadas que pretenden inundar mis ruinas?

¿Cómo expulsar de mi contorno los fluidos corrosivos que no me dejan nacer?

 

María Evangelina Vázquez

 

Habré de despedirte

 

Posé la flor sobre la piedra

y el funeral

despidió los pétalos

con vendavales y lluvias.

 

Vuelvo.

La roca ha desvanecido

su recuerdo de la flor.

Sin embargo,

¿cómo explicaré a la sangredevota

que no soy como la piedra

que sostuvo con su dureza

al breve lirio?

 

Nada en mí se parece a la roca

y estoy triste.

Lo percibo todo

y no tengo la osadía de la lluvia

para arrastrar todo hacia el olvido.

 

La lluvia me advierte:

“Todo ha pasado

y, sin embargo, otros pétalos

y otra sangre descansarán sobre tus huesos”.

 

Habré, entonces,

de despedirte cada día, Helena;

y siempre la lluvia

arrastrará la flor

que te ofrende sobre la roca;

porque la lluvia es así:

sabe que la rueda de la espiral

no es eterna;

pero como Sísifo

siempre volveré.

 

Jorge Oscar Bach