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19/5/23

Poema de Osvaldo Bossi

  


TEMA DE POTOTO


"La soledad es un amigo que no está

es su palabra que no ha de llegar igual"

 (Almendra)


De grabador

a grabador, en pequeñas

cajitas de plástico, mi amigo Beto

y yo nos enviábamos

secretos audios

que atravesaban las noches

de aquel año

fatídico: 1977.

 

Su voz

echada sobre la cama,

en calzoncillos

diciéndome palabras, palabras

o haciéndome escuchar

canciones y poemas

de Neruda

o de Miguel Hernández.

Hasta que un día me mandó

el Tema de Pototo

que yo no conocía

para que lo escuchara bien.

Escuchalo bien, Ovi,

me dijo, y yo

de tan bien que escuché,

enseguida me puse

a llorar.

 

El cassette iba y venia

de su casa a mi casa, de su voz

a mi voz,

atravesando todas las distancias pero sobre todo,

la noche constelada

que era el cuerpo de Beto

para mí.

 

No eran cartas,

eran audios

donde él decía una cosa

y yo escuchaba otra.

Donde yo decía siempre

lo mismo

y él nunca me escuchaba.

 

A lo mejor

tendría que haberle mandado

una canción más

directa, de Raphael

o de Sandro.

A lo mejor, quién sabe.

Pero no, a Beto

le interesaban

otras cosas, más importantes

por aquella época.

 

Le interesaba

"la revolución socialista"

así me lo decía, y la idea

Inexorable

de un hombre nuevo. "Un hombre

capaz de transformar

¿te das cuenta Ovi?

este mundo enfermo y

putrefacto,"

 

Yo le miraba los ojos,

le miraba los labios

y no veía ninguna

putrefacción. Pero bueno, Beto

insistía, y a mí

me encantaba su insistencia.

 

A veces pienso

que si Beto un día

encuentra por casualidad

esas cajitas de plástico

y las escucha

(no al derecho sino al revés)

se dará cuenta

enseguida, de todo.

Qué bueno sería eso.

 

Donde antes

se oía un poema de Neruda, ahora

se escucha

la trémula voz

de Sandro... (Es mi última esperanza)

 

 

Como aquella vez

que me quedé a dormir

en su casa, los dos

en el mismo cuarto,

en la misma cama

cucheta: mi amigo Beto

arriba

y yo abajo.

 

Nunca me voy a olvidar.

Cada vez

que se daba vuelta

y apoyaba los labios

contra la almohada

sentía que la almohada

era yo, que sus labios

me besaban a mí,

y no me importaba

si el amor

me había convertido

en eso: una almohada plumosa

y complaciente.

Al contrario,

lo recibía con gratitud.

 

Si el Che Guevara

hubiera escrito algo

en su Diario, algo parecido

a lo que yo sentía

por Beto, las cosas

hubieran sido distintas.

Pero eran otros

tiempos

y el Che tenía

cosas más importantes

en las que pensar.

 

No importa.

Si este poema atraviesa

la oscura noche

de entonces, la oscura noche

de ahora, como un audio

grabado al instante

por estos aparatos

modernísimos.

Y si mi amigo Beto

vuelve a escuchar mi voz,

de muchacho tímido

alguna vez, le diría

algo muy simple. Algo

sobre sus manos.

o sobre su pelo, o

sobre sus labios.

Sí, seguramente haga eso

y le hable de sus labios.

Tan nuevos,

tan revolucionarios

 

…de rojo carmesí.

 

© Osvaldo Bossi

8 comentarios:

  1. Un poema que nos traslada a una época y con la sensibilidad de quién ama en silencio 🙂

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  2. El eterno "muchacho de los helados" siempre rico con su tono confesional, lírico inmenso, instalado entre las voces más importantes de nuestra poesía. Gracias! Alfredo Lemon

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  3. Hermoso poema de contexto y sentimientos profundos...muy bello. Fabiana León

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  4. Osvaldo querido, me encanta el tono íntimo de tu poesía y el infaltable humor que hace sonreír en medio del "mal de amor" que contás. Genial remate con Sandro. ¡Abrazo grande!
    teregerez

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  5. Qué maravilloso poema Osvaldo!! Silvia Durruty

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  6. Inmenso maestro. Tan lindo leerte
    ❤️🦋 Graciela Ballesteros

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  7. Tan originales tus poemas de amor, Osvaldo, tan perfectos...

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  8. Su voz echada sobre la cama, qué hermoso eso. Me encantó.

    Lily Chavez

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