cuando deshago la yema del huevo en la boca
me imagino
que estoy comiendo
su piel
y la toalla que encuentro
en un rincón perdido de la casa
–estamos de vacaciones, nos bañamos,
somos desprolijos–
pienso que es ella
su cuerpo en posición fetal
su humedad áspera y reconcentrada
y ni hablar de los agapantos del jardín
que son ella ella
ella a repetición
fueron deslumbrantes en algún momento, es
cierto,
pero ya no nos acordamos.
© Natalia Leiderman
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