Masa madre
La contraía
hasta desaparecerla
y después la dilataba
soltándola de un golpe.
Yo miraba hasta ser
un ingrediente más
entre los dedos que se hundían
en el fermento.
Luego la giraba en el aire.
Subía y bajaba y siempre
era asida con vigor.
Aún así
seguía
sin levar.
Apenas un suero o un ya basta
por lo bajo.
Poco importa.
Mi cuerpo insiste.
Las moscas ya pusieron
sus huevos en el engrudo.
© Carolina Brieux Olivera
Mil gracias Gus querido, por el honor renovado de formar parte de tu valioso espacio poético. Abrazo grande.
ResponderEliminarescuché tu poesía en el vivo del domingo, un placer, Caro.
ResponderEliminarun abrazo
claudia
Mil gracias Claudia, por tu cálida compañia y por tu delicada lectura. Abrazo grande 💜
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