Una cueva, una guarida, un deseo. La
eternidad nunca es el límite. Una rama partida nos muestra aquello con lo que
lidiamos. Saber leerlo es el próximo mundo.
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Agua y piedra pueden ser la combinación
perfecta. El alma del río está guardada allí, entre las dos. Donde el sonido de
una sobre otra invade todo y se lleva las voces de quienes amamos.
© Valeria Cervero
Así es! Muy buen!
ResponderEliminar"La eternidad nunca es el límite" qué bueno. Alfredo Lemon
ResponderEliminarhay algo inquietante... me gusta
ResponderEliminarLo constante no siente , lo nuevo cada más efímero.GraciasValeria
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