…porque el silencio entonces era un gran
corazón que no debe partirse
Leopoldo Marechal
Quise repartir mi silencio
Lo tomé entre mis manos
suavemente
(todos sabemos que el silencio es frágil)
y lo quebré despacio
Brotaron de él hedores conocidos
algún trozo de mí salió volando
palabras putrefactas rodaron en sus tumbas
como murciélagos
se arremolinaron las preguntas cobardes
descubrí todos mis miedos
extravié todas mis certezas
de su centro
recuperé la disciplina de mirarme
después lo repartí
Nadie lo
quiso.
© Mario Alberto Manuel
Vázquez
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