Cuando ella camina todos los pisos de la casa
tienen sonidos diferentes. Pequeñita a su lado
escucho en las galerías un murmullo de monjas
y levadura.
La cocina y sus largas mesadas de
mármol aúllan
entre el pan y mi desvergüenza. Me acerco a su vestido
y el ruedo espía. Manzanas asadas y canela
hornean un pensamiento impúdico voraz.
Cálida la madera se desliza bajo su huella en la sala
donde corro y la alcanzo y la huelo.
La chimenea esconde mi secreto
y mis ansias.
Cuando ella camina la tierra flota a un metro
de sus pies. Nos enredamos en el vuelo en la trenza
que desmaya mi espalda.
Sus pisadas me someten al
jugo de la fruta
que sorbo que no alcanza que se escabulle
entre las comisuras de mi boca.
Ella camina. Yo la espero en un rincón
pequeñita en mi avidez de novia hacia el altar
con un ramito de orégano entre las manos.
© María Marta Donnet
Precioso poema recuerdo!
ResponderEliminarPoema profundo
ResponderEliminarPoema profundo
ResponderEliminarCariños de Graciela Licciardi
ResponderEliminarMe encanta
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