Los hospitales fueron bombardeados.
Se manifiestaron manifiestos
sin cumplirlos, sin respetar los
corredores.
El caos y la codicia colapsaron.
Las réplicas estallaron la burbuja
de seres de un mundo en pausa,
por la otra guerra.
Antes del amanecer
los demonios les devoraban
las alas y escupían racimos morados.
Luces que no eran de sol
ni de lámparas, ni de relámpagos
iluminaban los ventanales
abrían edificios, los tajeaban
profundo, entre nubes
que se iban tiñéndo de gris, de negro.
Sin inalámbricos ni cables
los cortes se perdían en sí mismos
desolados
en una línea de tiempo
en retroceso.
© Marcela García Ferré
Fuerte, y necesario tu poema Marcela García Ferré.
ResponderEliminarMaria Gabriela Micolaucich
doloroso y bien plantado, Marce, tu texto nos interpela y nos compromete.
ResponderEliminarun abrazo
claudia
Muy bien planteado, Marcela. Gran labor poética.
ResponderEliminarCristian Jesús Gentile
Sabes que asi sucede , lo sabemos . Nada es invulnerable.Gracias
ResponderEliminar