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30/3/23

Poema de Adela Margarita Salas

  


Alguien dijo, no importa la nave,

 basta que el piloto sea bueno.

Sin duda, mi nave adolece ya de averías,

 modelo vetusto y pintura desgastada.

Mi nave cruzó altas mareas

desafío horizontes,

más de una vez debí forzar su timón

porque solía tomar rumbo propio

para seguir indolente a su voluntad.

Pero, supe torcer su ímpetu

y salimos airosas las dos.

Qué decir del ancla,

con peso de experiencias

 y soga de fuerte nudo.

Consiguió arrimar al puerto que

consideramos ambas, conveniente.

Desde entonces, le liberé el timón

no habría de llevarme

por mares de aguas turbias

ni encallar sobre playas desoladas.

Por hoy,

se aventura a dejar la inercia y,

con mi complicidad atisba

por aguas nuevas, se embriaga de luz

e ignora que pude avizorar tormentas.

Ahí, estoy entonces,

a punto de retomar el timón

con titubeos a veces, ante posible decepción.

Ella quiso, yo dudé,

más, el mar atrapante y audaz

 nos hace sentir sirenas,

y cantamos una felicidad que,

por momentos ya,

me impide recuperar el timón...

 

© Adela Margarita Salas

4 comentarios:

  1. Cómo no encontrarme en estos versos.. hermoso poema.. gracias.

    Graciela Ballesteros

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  2. admiro ese timón recuperado, toda la vida y su aprendizaje en estos versos.

    abrazo grandote

    Claudia

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  3. Brava Poeta! Gracias por tantas imágenes ! Abrazo

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  4. Gracias! Un gran estímulo para mí.

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