La morera
Después de tantos días de oscuridad
mirala a la morera
del predio de la ex-ESMA.
Ya hay pequeños frutos verdes
que dan peso a sus ramas
y anticipan el regreso
de su rojo dulzor.
Voy por las callecitas internas del predio
con mi propio peso en el alma.
Y, sin embargo,
los árboles y los pájaros
están más vivos que nunca.
Miralos.
Los huesos secos que salían del suelo,
alzados en súplica,
ahora están llenos de hojas esperanzadas.
Los zorzales silban.
Los tordos relucen como joyas azules en el
pasto.
El aire ha cambiado.
La semana pasada le conté a una compañera
que estoy esperando las moras.
Un reencuentro dulce con la vida
que se renueva.
Ella (me dice) no podría probarlas, por respeto,
porque le recuerdan la sangre,
porque son frutos maduros
que caen como aquellos pesos muertos.
Voy por las callecitas
y paso junto a la morera.
Hay que verla así de radiante,
así tan regresando de la muerte.
Sus moras siguen verdes,
pero están vivas, esperando
su momento.
No sé si es sacrilegio
comer en un cementerio.
No sé si preparar la boca para un fruto,
como una niña ingenua,
es un pecado.
Yo solo espero que vuelva el sabor rojo
tal vez porque, en el fondo,
espero volver,
necesito renacer
cuando sea mi tiempo.
© Verónica Ruscio
Renace el sabor rojo de los frutos en tu poema herido por los muertos allí. Bravo Verónica. Que florezca y madure la vida tras tanto dolor. Alfredo Lemon
ResponderEliminarTremenda belleza el poema, deleita y duele a la vez.
ResponderEliminarMaravilloso poema Vero.
ResponderEliminarPrecioso y profundo poema Verónica!
ResponderEliminarMariel Monente
Muy poema sobre un tema que nos lastima.
ResponderEliminarAna Romano.