Pasa que los años pasan.
Pasa que los años pasan.
Redundancia, diría la profe de lengua.
Y el camino no se hace solo.
Mil huellas acompañan a la mía
incluso en
el olvido de sus rostros
de sus nombres
de sus voces.
Siempre alguien tomó mi mano.
Siempre tomé la mano de alguien.
Y ahuyentamos fantasmas
corrimos miedos
celebramos logros
lloramos nuestros muertos
reímos al viajar.
Pasan los años pasan.
Y no es el fin del camino.
Es la aventura de caminar.
© Oscar Ángel Agú
Muy bien dicho! Al final del camino el camino no termina. A transitarlo con otro como aludes en tu poema. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuy buen poema
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