Atalaya
(2020)
No es que no extrañe
los abrazos de carne y hueso
ni que prefiera los cuadraditos del Zoom.
Tampoco es que no sienta nostalgia
de caminar bajo el sol
del café en el bar
ni que me reconozca otra
circulando sin detenerme
con el frasquito de gel
y una máscara.
Ni siquiera porque me haya cruzado con ese hombre
que arrastraba un colchón
su bolsa entrechocaba cacharros
o porque el estrépito permanece y
contamina mis pensamientos.
No es eso.
Es que sólo puedo hablar de pájaros
de avistajes sonoros en mi atalaya
mi finis terrae- balcón.
De su polifonía puedo decir
su canto preciso y libertad de vuelo:
líneas flotantes, cruces
geometría de tinta china.
Incluso de los geranios puedo hablar:
la eclosión del rojo
cuatro o cinco macetas
libres de seguir dando flor:
últimos días de mayo
y parece primavera.
© Marta Ortiz
Aunque de maneras diferentes, todes, alcohol y barbijos, hemos sufrido. Gracias por el.poema
ResponderEliminarBello poema Marta! Un abrazo!
ResponderEliminarMariel Monente