La nave del olvido
Hemos aprendido a asesinar a nuestros
dioses,
a olvidar el tronar ensordecedor
de la campana del domingo.
Los teros hacen su nido cerca del
acantilado,
unas vistas inmejorables tienen,
sus niñes crecen ajenos a la ciudad,
que todo lo devora.
Ya nadie recuerda la efigie
borracha de bronca.
Le asquea la vista privilegiada,
desde el fondo de su casa
llora de rabia, por no ser tero.
© Juan Miguel
Idiazabal
Bienvenido Juan a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus.
ResponderEliminarBienvenido Juan.. qué hermoso poema.. hermoso hermoso. ❤️🦋 Graciela Ballesteros
ResponderEliminarGracias, Gustavo x la invitación y por dejarmr ser parte.
ResponderEliminarGracias Graciela x tus palabras.
Muy buen poema Juan Miguel te acuerdas de mí Raúl Pignolino
ResponderEliminarBienvenido Juan. Saludo desde Córdoba Alfredo Lemon
ResponderEliminarMe gustó mucho. Muy personal y genuino.
ResponderEliminarHermoso poema! Qué linda tu idea del blog Graciela querida📚💜 Silvina López
ResponderEliminarDisculpas por mi comentario anterior, pensé que es un blog de Graciela Ballesteros. Ahora leo que no!! Silvina
ResponderEliminarBienvenido Juan.
ResponderEliminarBuen poema.
Ana Rimano.
Felicitaciones!!!
ResponderEliminarMariel