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22/2/23

Poema de Beatriz Arias

  


Nadie salta la muralla blanca de las horas

hay un espejismo que juega en mis ojos cuando escribo,

duelen los feroces leones de la noche,

hay hondos cielos vividos y luciérnagas ocultas en mis manos,

nadie rueda en las órbitas del sueño,

bailan sin embargo los cascabeles de otro día,

día que mancha de luz el filo de mis zapatos.

Las ojeras grises de una tarde lluviosa

me alcanzan la cintura y pasan por el filtro de la vida,

nadie huye de los cántaros inmóviles

que pintan las estatuas,

mi voz toca la flor y el rito nupcial de un viejo duende,

nadie…

nadie besa el sol de mi espalda y

el canto de mi pecho.

Hay un rayo que flota en un tiempo cada vez más alto,

nadie me salva de este miedo.

 

© Beatriz Arias

3 comentarios:

  1. Hermoso poema Beatriz, un abrazo!

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  2. Maravilloso poema, Beatriz. Tiene el encanto y la sutileza de la ora de arte. Me encantó. Beso grande. Dirbi Maggio

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  3. Bellísimo poema Beatriz! Un abrazo. Amalia M Abaria

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