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23/1/23

Poema de Roxana Palacios

 


 

Fibrilación auricular

 

Yo ya no fumaba adentro de casa

y me levanté a buscar un cigarrillo.

 

Lo que decías era suave y luminoso, 

pero tu pierna debajo de la mesa,

              seguía un ritmo de penumbra

parecido a la presión de tu mano en la sala de partos

el día que nació Agustina.

 

Después cada uno subió la escalera en diferentes momentos.

Yo me metí en la cama con la camisa

que había usado durante el día.

Cuando entraste en el cuarto, fingí dormir.

El regalo fue tu ronquido inmediato,

señal de que todo estaba bien con tu corazón.

 

© Roxana Palacios

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