A Gustavo Jaeggi
Mi oír nació en aquel río,
cerrado como un corral
donde bebí con mi hermano,
con las vacas y los caballos
las aguas turbias del silencio.
El nervio del oír quedó dañado para toda la
vida
en
ese río sumido en sí mismo
donde algo mío se había ahogado.
Desde entonces el mundo es un charco de
agua
estancado en mi cabeza.
Y mi oír apariencia de un viaje
en la inmovilidad del río.
© Hernán Jaeggi
Qué belleza de poema..por suerte tengo ese libro. ❤🦋
ResponderEliminarHermoso poema. Gracias por compartirlo. Saludos. Jesús
ResponderEliminarGran poemario "OÍR", uno de tus puntos más altos. Abrazote Alfredo Lemon
ResponderEliminarBello poema. Marcelo Valenti.
ResponderEliminarMuy bueno. Excelente.
ResponderEliminarHermosas imágenes y muy buen final.
ResponderEliminar