Cartografía
¿Dónde querés los pinos?
preguntó mi papá.
Ella salió secándose las manos,
se quitó el delantal
y se paró a un costado de la puerta,
miró a lo lejos,
como un explorador que acaba de encontrar
su lugar en el mundo.
Mi madre entrecerró los ojos,
y por el tiempo que se quedó callada,
yo pensé en cosas de ellos que venían de
antes.
El esperó apoyado en el mango de la pala,
tal vez sabiendo que en esas
decisiones
está el sostén de todo lo que sigue
Después ella hizo el gesto
de mostrar con el dedo
el lugar justo para erigir su bosque.
Cavó mi padre cinco pozos,
pasó la hora del almuerzo,
y cuando terminó, la luz bajaba del oeste
como barriendo la tierra removida.
Entonces ella hizo que no con la cabeza,
una vez sola,
definitiva
como la filigrana que al soltarse
desarma
el mecanismo de un reloj.
© Estela Zanlungo
Un gusto estar en tu blog, querido Gus!
ResponderEliminarMe conmueve tu poesía. Un abrazo, querida Estela.
ResponderEliminarPoesía a la sombra de un pino!Gracias!
ResponderEliminarGraciela Corrao
Bello poema
ResponderEliminarEspectacular tu poema Estela. Me encantó. Silvia Durruty
ResponderEliminarUn poema muy visual, con un final
ResponderEliminarsorprendente que deja meditativo al lector.
Cariños
Juany Rojas