Quedamos después
del cielo borroso
que deja la tormenta
como ángeles rotos
como lirios vencidos
como puertos desnudos
como casas desiertas
heridas de fantasmas,
como cuentos
que ya no se apuran
a dibujar geranios
ni jazmines de seda
que construyen nidos
que ya no hamacan
el lecho de los pájaros.
Pero lejos,
muy lejos,
un sol recién amanecido
intenta cruzarnos
el centro del pecho,
la isla de la frente
el jardín de las manos
para resucitarnos.
© Beatriz Arias
Profundo poema Beatriz. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuchas gracias querido Gus por acompañarme!
ResponderEliminarBeatriz