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20/1/23

Poema de Ariel Ovando

 


 

Es extraño mi trato con los muertos

por ellos adoro la neblina

el porvenir en volutas

por ellos casi saco la cabeza

por la ventanilla

para ver extensos espejos de agua

corriendo bajo los trenes de mi infancia.

 

Lo peor de los muertos

es, justamente, que no se van:

los veo parados en la niebla

los veo parados sobre sus lenguas de estropajo

los veo en la llovizna que las vidrieras iluminan,

un canto de las tacuaras que vuelve díscolo

el idioma de la carne

                       de la voz que gira en círculos

cada vez más diminutos.

 

Los veo en el espejo de la madrugada

sobre todo si hace frío, porque su canto

                                                              diré

me resulta insoportable

porque sus huesos de gacela

se irán volviendo más brillantes

           cuando vayamos al corazón del bosque

a lamer el principio de las aguas;

 

y los verás enloquecer

resucitar en sus manos y en sus cruces

sin sentir el invierno

eternizados en un triste bamboleo

                           de los vientos

sobre las aguas

 

Es extraño este pacto con los muertos

yo le doy ojos, ellos me dan palabras:

las pruebo sobre mi lengua:

el sabor de la tierra siempre está lleno de infinito

                           y se alargarán los días

                           y se alargarán las noches

y luego les veré sacudirse los harapos

 les veré sacudirse las palabras impropias

los pavimentos oscuros y los osarios a cielo abierto,

les veré sacudirse el polvo pueblerino

las imprecaciones al reptil que veía salir

                                  de las aguas doradas

y los veré cantando, pero en silencio,

con el pecho abierto como un trébol

sobre la barca solar.

 

© Ariel Ovando

1 comentario:

  1. María del Carmen Jramoy7 de abril de 2023, 9:45

    Me pongo de pié ante este poem.
    Fuí jurado de sus poesías de niño, siempre fué el ganador.
    En qué inmenso poeta te convertiste ARIEL OVANDO!

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