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12/12/22

Texto de Silvia Susana Durruty

 


EL OTOÑO DE LAS MANOS 


Mi mano yace cansada, está fría.

Estar sola/solo es también un poco tener frío.

Mi mano evoca el desamparo.

Un deshabitar el amor que ya se hizo costumbre. Creo.

Pero no. Mi mano se rebela, no se deja vencer, no se rinde. Se antepone. 

 

No hace caso a las razones que le susurro para que no avance.

Ella desobedece, insiste.

En su andar se encuentra con otra mano. Una mano desconocida que, sin embargo, encaja a la perfección con la mía.

Los dedos se entrelazan. Se cuentan historias y secretos. Se entienden, se seducen.

Trepan ahora las sensaciones por los brazos hacia dos cuerpos.

El cuerpo de esa mano desconocida, y, mi cuerpo que abandona resistencias un atardecer de otoño frente a un espejo gastado.

Sopla una brisa de hojas amarillas que me convence de que nunca es tarde para el amor.

Ahora camino liviana y de a dos, por el parque.

La ternura me abriga, el silencio se quebró para no volver.

 

© Silvia Susana Durruty

7 comentarios:

  1. Gracias Gus! Qué alegría y qué orgullo! Abrazo poeta. Silvia Durruty

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  2. Bellísima personificación de las manos que, de por sí, son tan elocuentes. Me encantó.

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  3. Bella Nostalgia querida Sil, precioso poema, Beso enorme.
    Maria Gabriela Micolaucich.

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  4. Muy bueno. Las manos hablan y manifiestan mucho. Gracias! Alfredo Lemon

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