Casi no hay hambre
las pequeñas manos recogen flores amarillas
entre los juncos.
¿Cuál será el sabor de los pétalos,
de su corola liviana?
Al paladar se pegan
por el lado áspero y dulce
queda el sabor amargo del polen
que ya no podrá engendrar
ni ser viento.
© Mariel Monente
Espléndido. Tu pregunta nos anima a sentir (y pensar) la degustación esas flores. Gracias Mariel. Alfredo Lemon
ResponderEliminarSutil belleza Mariel. Abrazo
ResponderEliminarlo veo Mariel! Glo Calvo.
ResponderEliminarUn poema con la delicadeza de esos lirios del campo,
ResponderEliminarGracias 😊
ResponderEliminarBello BELLO
ResponderEliminarBellísimo
ResponderEliminarBellísimo
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