Encerrado entre recuerdos
está tu rostro inmóvil
pálido
ajeno.
Lo guarda con celo
la madera
de mágicos aromas.
Y no escapa del claustro
más que un hálito tibio
que deambula
por los rincones de mi casa
- de tu casa –
envolviendo la soledad
de algún atardecer
con el perfume fugaz
de tu presencia.
© Jorgelina Paladini
Cuanta soledad... y frío.
ResponderEliminarEstremece por su lenguaje magníficamente cuidado. Sombra y soledad, entre los versos del poema. Alfredo Lemon
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