Apoyé la mano
sobre un poema.
Nada sobresalía
en él.
¿Cómo decirlo?
Su voz era
la de quien
acerca una cuchara
a un enfermo
y le dice:
“tomá un poco de sopa.
Te va a hacer bien”.
Eso sentí
cuando apoyé la mano
y el corazón
sobre un poema
sin montes
ni bordes.
Que tenía
esa voz.
© Jorge L. Carranza
gracias Jorge por el trago de sopa, siempre me hace bien tu poesía.
ResponderEliminarGracias
claudia